El atolón de Palmyra está administrado desde Washington, D.C., por el Servicio de Pesca y Vida Silvestre del Departamento de Interior de Estados Unidos. El atolón es en parte propiedad privada y en parte propiedad federal.

Es el único territorio incorporado no organizado de los Estados Unidos, ya que no hay ninguna ley del Congreso que especifique cómo debe ser gobernado. La única ley relevante simplemente da al presidente la decisión de administrar la isla como él o ella quiera.

Los viajeros pueden visitar el refugio en barco privado en determinadas circunstancias. Las visitas deben contar con autorización previa.

El Reino de Hawai reclamó el atolón en 1862, y EE UU lo incluyó entre las islas hawaianas cuando anexionó el archipiélago en 1898. La Ley del Estado de Hawai de 1959 no incluyó el atolón de Palmyra, que ahora es principalmente propiedad privada de Nature Conservancy y el resto propiedad del gobierno de EE UU y gestionado por el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de EE UU. Estas organizaciones gestionan el atolón como refugio de vida salvaje. En enero de 2001, las lagunas y las aguas circundantes situadas dentro de las 12 millas marinas territoriales de EE.UU. fueron transferidas al Servicio de Pesca y Vida Silvestre de EE.UU. y designadas Refugio Nacional de Vida Silvestre. En 2005 comenzó a construirse una nueva estación internacional de investigación climatológica. No posee habitantes nativos, solamente está habitada por los investigadores y científicos que permanecen en la isla para misiones y estudios.

La elevada pluviosidad y la exuberante vegetación resultante hacen que el entorno de este atolón sea único entre los territorios insulares del Pacífico estadounidense. Alberga uno de los mayores bosques de playa de pisonia del Pacífico.

El atolón es conocido por ser un lugar con misterio a su alrededor por la sucesión de muertes violentas. A lo largo de la historia, dos desembarcos en la misma finalizaron con la tripulación asesinada en la isla sin encontrar a los responsables. También en 1974 se produjo un homicidio cuando una pareja de navegantes que llegó al atolón con provisiones para pasar un año de vacaciones, descubrió a otra pareja mal provista (una de ellas huía de una condena de prisión), que tomó su barco y aparentemente asesinó a ambos. El crimen fue objeto de un libro publicado en 1991. Muchos de los investigadores, sienten sensaciones extrañas y malestar durante su estancia en la isla. Por ello, esta isla puede ser un destino ideal para los amantes del misterio y lo sobrenatural.

Paisaje

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Palmyra está formada por varias islas de coral arenosas, bajas y casi llanas, con estrechos arrecifes periféricos que se han desarrollado en la cima de una montaña volcánica sumergida, que se eleva abruptamente desde el fondo del océano. La mayoría de las islas están conectadas entre sí (dependiendo de la marea).

Para visitar el atolón de Palmyra es necesario obtener un permiso del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de EE UU. Su sitio web aconseja: "El acceso público al atolón de Palmyra está autolimitado debido al elevado coste que supone viajar a un destino tan remoto. The Nature Conservancy posee y explota la única pista de aterrizaje de Palmyra, y en barco se tarda entre 5 y 7 días en llegar desde Honolulu". Hay cuatro formas en que el público puede acceder al refugio: 1.Trabajando para The Nature Conservancy o el Servicio de Pesca y Vida Silvestre, contratándolos o haciéndose voluntario para ellos. 2. Realizando investigaciones científicas a través de los permisos de uso especial del Servicio de Pesca y Vida Silvestre. 3. Invitación a través de un viaje de donantes patrocinado por The Nature Conservancy. 4. Visita en velero o lancha de recreo privada".

Para los verdaderamente aventureros y decididos, periódicamente se ofrecen puestos de trabajo en las islas durante periodos de seis meses.

En avión

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Hay una pista de aterrizaje sin pavimentar en la isla Cooper (la mayor, al norte), propiedad de Nature Conservancy.

Existen varias pistas de tierra en pésimo estado de conservación construidas durante la Segunda Guerra Mundial que son usadas para desplazarse por el atolón.

Hay un par de lugares de interés natural en esta pequeña isla: dos lagunas, el extenso arrecife de coral y varios islotes de arena.

También existen una serie de búnkeres de la segunda guerra mundial, algunos con armas y municiones en su interior, así como un avión de guerra encajado entre la maleza.

Palmyra es un lugar ideal para disfrutar de la naturaleza. Tiene numerosas zonas espléndidas donde practicar esnorquél y submarinismo. Por otro lado la observación y fotografía de fauna es otra de las actividades que se pueden realizar en el atolón. Así como pasear por la isla y disfrutar de los bosques primigenios que aún se conservan. Para los amantes del turismo bélico es imprescindible visitar los restos de búnkeres y baterías de la Segunda Guerra Mundial. Para realizar cualquier actividad es muy importante tener en cuenta las zonas donde se realizan y tener en cuenta las áreas restringidas.

En el atolón de Palmyra no hay alojamientos públicos; las limitadas instalaciones son para uso exclusivo de los investigadores.

En Palmyra no hay establecimiento ni comercio de ningún tipo, por lo que debe proveerse de cualquier avituallamiento.

Puede haber munición sin detonar debido al pasado militar de la isla. Las islas Quail y Barren están cerradas debido a la elevada presencia de artefactos explosivos.

Sacuda la ropa de cama antes de subirse, ya que se sabe que hay arañas marrones en su interior; no son venenosas.

Debido a la importancia ecológica y natural, y a disponer de ecosistemas sensibles y únicos, debe tenerse mucha precaución a la hora de realizar actividades o desplazarse en el atolón. Hay zonas que están completamente restringido el acceso, al igual que otras donde deben accederse con permiso.

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